lunes, 23 de febrero de 2009

La alfombra verde

Tengo el corasón partío. Me encantaría de verdad de la buena comentar los modelazos de la gala de los Óscar, pero creo que no estoy a la altura requerida para semejante empresa. En cambio, daría mi reino por foticos de la alfombra roja pergolera del pasado finderele. ¡¡¡Na Violant!!! Con lo que me gusta a mí chismorrear sobre esos vestidos tan pergoleros que la gente recicla para bodas, bautizos y comuniones de forma indiscriminada. Pero ningún periódico me ha hecho el favor de sacar el photocall (¿lo hay?) de la Pérgola, con el juego que me daría.

Eso me lleva a pensar en Higinio Mateu que, gaiatitas aparte, hace algunas cosas chulas. No os podéis imaginar lo que mi amiga Marilí y yo disfrutaríamos con un paquete de pipas viendo una retransmisión de la alfombra roja de la Pérgola. “Ahora llega fulanita, vestida por Higinio Mateu” o “Cómo se nota la aguja de Tere Veral en la manteleta”, "No, que esa es de Emi Suay". Por no hablar del clásico: “sí, a mí me viste la modista de la familia de toda la vida”. ¡Qué mundo tan entrañable!

Pero en Castellón aún no tenemos eixes modernors. Una lástima que los muchachos de Teletronx no hayan descubierto eso de la alfombra roja (que seguro que sería una alfombra verde mocaor de romería) para lucir a nuestras celebrities políticas y festeras.

Como luego me dicen que pongo a todo el mundo a caer de un burro, un 10 para la Queen (no sé como se llama), por un vestido a lo Audrey Hepburn que llevaba el otro día en una cena que salió en un periódico (no soy muy detallista para recordar estas cosas).
Tanto tiempo sin salir, no se me ocurría nada para escribir.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Granjera busca esposo

Bueno, bueno, bueno. He repetido experiencia alma de mallrat y he sufrido un quasi-shock. Mi amigüita y yo hemos entrado en H&M que, por cierto, ya nos ha notificado que no tiene ninguna intención de empezar a vender ropa normal en Castellón. Al llegar a la zona de saldos en ropa de niño porque allí sí que hay cosas de colores, me dice ella: “mira este vestido”. Y ¡¡¡horror!!!! me ha venido directamente a la cabeza Ella, así, con mayúscula.

Hemos definido su estilo algo así como Granjera busca Esposo, carne de Strafalarius, puntillita con leggin, colores marrones, blancos y crema y mucho palestino del palo, pañuelitos, tacones feos… Mi habitual capacidad para describir se ve completamente bloqueada. ¡¡Sólo me salen insultos!!

Me suena haberla visto incluso con botas de cowgirl y leggins marrones, camisola blanca larga beteada en plateado, todo como un despropósito andante, en mi humilde opinión, claro, porque ella debe verse monísima.

La conclusión es que mientras yo, de espíritu irremediablemente marcado por mi infancia escuchando a Parchís (vía mi hermana mayor) y mi adoración por La Casa Azul y Cola Jet Set, busco ropa de colorines, resulta que lo que toca este año, y parece que toca de verdad, es transformarse en una cándida pero resabiada mujer llegada del campo, con sus blusitas que parecen sacadas de antiguos manteles, ponerse cinturones por la cadera (¿pero no se habían pasado ya de moda de una puta vez?) y pasarse a los tonos neutros, como las celebrities en el almuerzo previo a los Oscar.

Tengo identificada una blusa de Strafalarius que ella se comprará en las próximas semanas, si es que no la tiene aún. Cuando se la vea puesta, diré para mis adentros… “Xa, que trendy!”.

lunes, 2 de febrero de 2009

Colorines

Estoy un poco mosqueada. Me he dado un par de vueltas por algunas tiendas baratas (sí, de esas) y parece que con el rollo de la crisis, todo tiene que ser gris. Señores, que se acerca la primavera. ¿Dónde están los jerséis de rayas? ¿Y los colorines? ¿Dónde han dejado ustedes el fucsia? ¿Y el amarillo chillón? Nada, que esta primavera va a parecer una reedición del otoño.

Como dicen mis compañeras de trabajo, a veces parezco Cañizares la de Cámera Café, pero así es la vida. Cuando está nublado hay que ir de rosa, o de verde, o de cualquier color que alegre un poco el día.